“En la Barceloneta, hace unas semanas, un chico con los ojos oscuros como si se los hubiera pintado con ceniza, se acerca y me dice:
– ¿Sabes qué? Tienes luz. Tus ojos la tienen.
Cada vez que nos cruzábamos en la Leo me saludaba “Luz” y yo le decía “Hola, ojitos”.
Ese callejerismo me apasiona. Encuentros tan fugaces que no necesitan de explicación. No tuvimos que decirnos nada más porque estábamos destinados a decirnos solo eso.”
Cuaderno amarillo
Amo estos post cortos, anónimos, picantes, que te dejan con ganas de más =)
Siempre me pareció que todas estas anécdotas eran como simiente de historias 🙂